Con 23 años, Gimena Bernadet cursa el último año de la carrera Ingeniería en Computación en la Universidad de la República y acaba de ganar la beca “Ing. Martha Elena Peluffo Etchebarne de Jauge” de US$ 12.000.  Entrevistada por la FJR sostuvo que las “ganas y la dedicación” son las claves del éxito en la Facultad de Ingeniería y que el gran valor de esta institución es que “enseña a aprender”. 

Gimena Bernadet tiene una vida parecida a la de muchas jóvenes de su edad, aunque distinta. Es la mayor de cuatro hermanas y vive en la ciudad de Pando, desde donde se traslada a Montevideo para trabajar y estudiar Ingeniería en Computación en la Universidad de la República. Hoy está a pocos meses de graduarse y acaba de ganar la beca “Ing. Martha Elena Peluffo Etchebarne de Jauge” que la ayudará a alcanzar la meta.

Una vez superada la emoción de la noticia, Gimena contó a FJR que la beca le dará la posibilidad de concluir la carrera con menos dificultades y obtener mejores resultados. “Podré trabajar menos horas, con lo cual espero terminar mis estudios haciendo un trabajo final excelente”, señaló.

En la Facultad de Ingeniería hay tres mujeres por cada 10 estudiantes

Actualmente cursa las últimas tres materias en Facultad y ha empezado a preparar su proyecto de grado con dos compañeros de carrera, Cristiano Coelho y Emiliano Conti. “Se trata de un trabajo interdisciplinario en el que también intervienen tres alumnas de la Licenciatura en Registros Médicos. Nuestra tarea consiste en diseñar una aplicación que permita agendar consultas médicas a través de una página web o un teléfono inteligente”, explicó.

Ingeniería en Computación: “la carrera del futuro”

Cuando cursaba el liceo Gimena se dio cuenta que le gustaban las matemáticas y que tenía facilidad para los números. Luego de varios tests vocacionales –su madre es psicóloga- y consultas con ingenieros de su ciudad, decidió inscribirse en Ingeniería en Computación, una carrera de la que poco conocía y a la que su madre definía como “la profesión del futuro”.

“De los primeros meses en Facultad recuerdo la gran cantidad de gente, el no conocer a nadie y lo mucho que me costó animarme a escribir mi primer código en Programación 1; cuando salvé esa materia pensé ahora no me para nadie”, narró la joven, que no duda en definir a las ganas de superarse y la dedicación como las claves del éxito en Ingeniería. “La Facultad no es solo para nerds o personas super inteligentes, pero demanda muchas horas de esfuerzo; no te perdona si no estudiás un fin de semana”, concluyó.

Pese a ser la única mujer en su grupo de estudios, Gimena nunca se sintió incómoda ante esta realidad y valora al trabajo en equipo como una de las grandes enseñanzas que le deja la vida universitaria. A menudo sus compañeros bromean con que es la líder del equipo, un rol que asume con naturalidad y gusto. “Con el tiempo me he dado cuenta que me sale bien organizar actividades, dividir tareas, ver por dónde van mis compañeros, definir cuándo nos juntamos o mandar reportes a los docentes”, indicó.

La educación: “un bien que nadie te puede robar”

Gimena fue buena alumna desde la escuela y cuenta que su madre les inculcó el valor de la educación a ella y sus hermanas. “Nos enseñó la importancia del conocimiento y nos convenció de que los bienes materiales se pueden acabar o perder, pero lo que uno sabe nadie lo puede robar”, afirmó.

El momento de poner a prueba todos los aprendizajes adquiridos en el aula le llegó una vez que hubo finalizado el tercer año de Facultad y empezó a desempeñarse como desarrolladora en Ingenieros Consultores Asociados (ICA). “Trabajando, de tecnologías aprendés mucho más que en clases”, comentó la joven y luego reflexionó: “la Facultad te enseña a aprender, te da las herramientas para que puedas desenvolverte, investigar y en pocos días hacer algo con una tecnología que hoy desconocés”.

No duda en afirmar que “la capacidad de razonamiento y la creatividad” son dos cualidades muy importantes en su trabajo, y que la Facultad ayuda a desarrollar el espíritu de innovación. “Se nota cuando alguien está enamorado de su tarea, se toma el tiempo para pensar las soluciones a los problemas y tiene la capacidad de hacer algo matemáticamente bello”, dijo.

Una puerta que se abre hacia el futuro

Una vez concluida su carrera, varias son las puertas que se abren para Gimena. “El desarrollo de aplicaciones móviles es un trabajo que me gusta y también la gestión de proyectos”, comentó, pero es consciente que para desempeñar este rol deberá acumular más experiencia laboral.

Hacer un viaje y emprender un negocio también están en sus planes a mediano o largo plazo. “Viajar, tanto sea para complementar los estudios como para adquirir experiencia laboral en el exterior, ayuda a vencer esa barrera del no se puede, que a veces los uruguayos tenemos en la cabeza”, reflexionó.

Con respecto a las ganas de emprender, Gimena contó que es algo en lo que han fantaseado con sus compañeros de Facultad. “Ya hemos averiguado por posibilidades de financiación e incluso tenemos un posible nombre para el emprendimiento, pero sabemos que antes de largarnos con este proyecto tenemos que recibirnos”, concluyó la joven. Si todo sale según lo planeado, a fin de año podrá ver cumplido este primer paso profesional.

Fotos: Gentileza Victoria Rodríguez (FING)