Este año, estudiantes de las primeras dos generaciones de Ingeniería Forestal, terminarán de cursar la carrera que se dicta desde 2014 en el Centro Universitario de Tacuarembó (CUT) de la Universidad de la República (Udelar). Además, tres jóvenes defenderán su trabajo final y se recibirán, dos de ellas son mujeres del interior del país. En el marco del Día Internacional de la Mujer conversamos con ambas estudiantes que compartieron sus expectativas de ser las primeras profesionales que se habrán formado y recibido en Uruguay en Ingeniería Forestal.
Recurso valioso
Aylen Paiz tiene 22 años, es de Colonia y piensa recibirse de Ingeniera Forestal durante 2019 “si todo sale bien” y puede completar los 90 créditos que le faltan para finalizar la carrera.
Al principio iba a estudiar Ingeniería Civil porque siempre le interesaron las ciencias básicas y quería hacer un posgrado en temas relacionados con el ambiente, pero antes de terminar el bachillerato se enteró que podía estudiar Ingeniería Forestal en el CUT y cambió el boleto a Montevideo por el que la llevaba hacia el norte del país.
Desde su punto de vista Uruguay posee poco desarrollo respecto a la utilización de la madera; “uno habla con personas que no tienen relación con la forestación y lo que saben es que ven pasar camiones hacia las plantas de celulosa, y queda por ahí”. En ese sentido, se declaró “optimista” de que nuestro país pueda aprovechar ese producto y con entusiasmo dijo que le “gustaría ser parte de eso”.
Sobre su llegada a una nueva ciudad destacó que se adaptó fácil y que lo que más la ayudó fue la gente. “Creo que el recurso más valioso que tiene Tacuarembó es la calidad humana. Se nota la diferencia entre los que vivimos más al sur y los que son del norte que tienen otra forma de vivir, otros valores”, manifestó.
Respecto al inicio de facultad, confesó que vivió el momento “con incertidumbre porque como toda carrera nueva no estaba todo organizado desde el comienzo”. Aylen comenzó a cursar en 2015 por lo que pertenece a la segunda generación. “Cuando llegué me encontré con un Centro Universitario que estaba en formación, teníamos clases en distintos lugares de la ciudad. Los contenidos era lo que esperaba, teníamos muchas materias de ciencias básicas pero el ambiente que se generaba me hizo todo más fácil.
Si bien no está entre sus prioridades avanzar en la carrera docente, en la actualidad es profesora Grado 1 de la asignatura Política Forestal, en la ingeniería que ella cursa, y de Indicadores de Desarrollo en Tecnólogo en Desarrollo, carreras que se dictan en el CUT.
“Considero que ser docente es una forma de devolver todo lo que me ha dado la universidad desde que empecé a estudiar. Más en una carrera como Ingeniería Forestal que está en desarrollo y donde a veces los docentes son escasos”, relató.
Entre 2014 y 2019 se han inscripto 243 estudiantes.
Este año se anotaron 34 personas, 45% son mujeres.
Expectante
Al igual que Aylen, Pamela Fagúndez, tiene 22 años y también se trasladó especialmente a Tacuarembó para estudiar Ingeniería Forestal. Ella es de Artigas y contó que la adaptación al lugar fue “linda y muy rápida” porque “la gente en Tacuarembó es muy amena para trabajar, muy abierta y dispuesta”. “Sentís que sos recibido al toque de que llegás”, señaló.
En cuanto al abanico de carreras que ofrece la Udelar en los distintos centros del país, Pamela comentó que desde el principio le gustó la posibilidad de estudiar más cerca de su casa y no tener que viajar a Montevideo.
Para este año a Pamela le restan completar aproximadamente 100 créditos y defender su trabajo de grado. Contó que transitar el final de la carrera le genera “ansiedad, presión y nervios”. Y explicó que, por un lado, siente la misma ansiedad que cualquier estudiante que está terminando su carrera: “querer recibirte ya, querer terminar y empezar a trabajar”. Y, por otra parte, siente una ansiedad “medio especial”, distinta al resto. Porque no hay profesionales del área forestal formados y egresados en Uruguay. “Entonces parece que muchos tienen la mirada puesta ahí, que te están siguiendo, que todo el mundo está expectante por lo mismo”, contó.
Ella también integra la segunda generación de la carrera (2015) por lo que participó activamente en el proceso de formación del área. Al igual que muchos compañeros, tuvo que involucrarse en temas externos al estudio. “Es tremenda experiencia poder encaminar una carrera nueva, ser pionero en pila de cosas. Quienes cursamos nos hemos tenido que involucrar en temas de gestión o administración para poder salir adelante. Trabajamos en conjunto con la dirección de la carrera, con los docentes, con bedelía. Todo es fruto del trabajo en equipo”, resumió.
Además de estudiar, Pamela trabaja pocas horas como docente Grado 1 ayudante de Física en Ingeniería Forestal, y se desempeña en el área de mantenimiento del Frigorífico Tacuarembó. Si bien en el frigorífico no aplica directamente lo aprendido sobre forestación, sí emplea los conocimientos de gestión, control de calidad y biocombustible. Es precisamente en este último tema en que le gustaría seguirse formando a futuro.
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