El período de pasantía en la empresa Galictio Tiferey “me abrió la cabeza acerca del diseño y construcción de embarcaciones por bloque”, relató Marcelo Álvarez, un estudiante de Ingeniería Naval en la Universidad de la República (Fing - Udelar) que se dedica a la construcción de dragas para extraer arena de cursos de agua.
Cuando tenía 21 años y cursaba materias de tercero de Facultad de Ingeniería, Marcelo realizó una pasantía en la construcción de una barcaza para la empresa Montes del Plata, a través de un convenio articulado por la Fundación Julio Ricaldoni que implicó un proceso de transferencia tecnológica entre la academia y el sector productivo.
Ahora Marcelo tiene 27 años, aprobó el proyecto de fin de carrera y le quedan unas pocas materias para obtener el título de grado. Con la experiencia adquirida durante la pasantía, trabajando en la reparación del velero escuela Capitán Miranda en el dique Mauá y en la construcción de la draga D11 “21 de Julio” con la empresa Royal IHC, Marcelo se animó a encarar el proyecto de diseño y construcción de una draga arenera.
Durante ese proceso aprendió que los barcos se construyen en bloques individuales que luego se unen y se montan como si fuera un juego de Lego. “Se diseña la embarcación, se cortan las piezas a medida, se arman todos los bloques y luego con la sumatoria de todos esos tramos se arma el buque. Por ejemplo, la barcaza que construyó Galictio Tiferey tenía entre 24 y 28 bloques, cada uno de varias toneladas de peso”, explicó.
Señor Palito
Con su socio, el oficial de la Armada Germán Pontet, montaron la embarcación de manera artesanal en Juan Lacaze con capitales propios y aportes de un inversor. “Lo más largo fue la fase de proyecto que tardó aproximadamente un año”, narró Marcelo. Este período se extendió por la dificultad para conseguir capitales y por las complicaciones del proceso en “espiral” que se usa para diseñar barcos. “Vas haciendo cálculos hasta que encontrás un error, entonces es necesario volver a empezar en la espiral y cambiar algunas de las dimensiones hasta llegar a un resultado satisfactorio,” relató. Luego de finalizado el diseño algunos ingenieros de IHC lo ayudaron con algunos detalles de diseño.
La embarcación, que fue bautizada “Señor Palito”, se trata de una draga de succión que puede extraer arena de hasta una profundidad de 15 metros, mide 9 metros de eslora (largo), 5.47 metros de manga (ancho). Va a ser operada por dos tripulantes.
Navegar es necesario
El proceso administrativo para obtener los permisos y botar la draga no estuvo exento de dificultades. Mientras gestionaban las autorizaciones ante la Prefectura Nacional Naval y la Dirección de Marina Mercante, la crecida del Río Negro que se registró durante el invierno provocó que la embarcación flotara sin control y en esa situación se rompió una pieza. En ese momento surgió una nueva oportunidad: un arenero de Durazno le propuso a Marcelo extraer arena en un predio privado y fue así que decidió diseñar y construir una draga más pequeña.
La nueva embarcación, que funciona desde setiembre, mide 2.42 metros de manga, 5 metros de eslora y pesa 4 toneladas. Como es más pequeña que "Señor Palito" y se separa en dos bloques es más fácil de transportar por rutas.
La nueva embarcación comenzó extrayendo arena en Durazno, luego surgió una oportunidad de la zona de Juan Lacaze y ahora están haciendo gestiones para trasladarla a Florida. En el caso de la localidad del departamento de Colonia la cantidad de arena que extraen en una semana significa las ventas de un mes.
Finalmente, se están finalizando las autorizaciones correspondientes para poner a operar la draga “Señor Palito” y ahora aguarda en el agua que lleguen a Uruguay unos repuestos comprados en el exterior. Mientras, la “draga portátil” continúa extrayendo arena en diferentes puntos del territorio.
Cabe destacar que si bien el proyecto no recibió ayuda económica de ningún tipo, algunas autoridades han colaborado en el diferentes partes del proceso. Tal el caso del Intendente de Durazno, Carmelo Vidalín quien le brindó apoyo luego del accidente registrado en el mes de julio; el capitán de puerto de Nueva Palmira, Hebert Marquez y la alcaldesa de Nueva Helvecia, María De Lima.
Luego de toda esta experiencia, Marcelo considera que el nivel de formación que recibió en Fing fue “muy bueno”. “En ningún momento fui a plantear algo que estuviera mal desde el punto de vista técnico, podría tener pequeños detalles a corregir, pero siempre anduve bastante bien. Los planteos que me hacían no estaban lejos del nivel que traía”, manifestó. De todas maneras consideró “importante” acercarse a los empleos con humildad y ganas de aprender el know how que aportan las empresas extranjeras.