José Luis Massera

La conmemoración de los 100 años del nacimiento del Ing. José Luis Massera posibilitó resignificar sus aportes sobresalientes en el marco de la ciencia, de la cultura y de la política uruguaya. Este artículo, explora la faceta primordial de su vida, la de docente de la Facultad de Ingeniería y de Humanidades. 

“Lo recuerdo dando sus clases en el primer piso de Facultad de Ingeniería: imponía un respeto total. El único chiste que los alumnos nos animábamos a hacer era cuando se quedaba mirando fijo hacia el mar y decíamos que estaba esperando al submarino soviético”, cuenta con una sonrisa Juan Grompone, ingeniero, escritor, matemático uruguayo y alumno del ingeniero José Luis Massera en las Facultades de Ingeniería y Humanidades. 

A lo largo de sus 87 años de vida, Massera vistió muchos y variados trajes, detrás de los cuales siempre se encontró un humanista de pura cepa: intelectual, ingeniero civil, impulsor de las ciencias básicas en Uruguay, matemático reconocido en el mundo, militante social, parlamentario, comunista y docente, son algunos de los términos que se pueden usar para definirlo. Hoy nos adentramos en una de sus facetas más características: la de profesor universitario.

Un docente fuera de serie

En la intimidad de la biblioteca de su casa, la charla con Grompone transcurre entre recuerdos y anécdotas. El viaje en el tiempo se remonta hacia 1959, cuando cursaba su primer año en FING y Massera dictaba el primer curso de Análisis Matemático.

“Era una Facultad muy diferente de la actual, fuertemente profesionalista y más bien conservadora, en la que Massera constituía un personaje particular en su doble condición de integrante del Instituto de Matemática y comunista”, señala Grompone. Sin embargo, aclara que jamás escuchó al profesor hacer un pronunciamiento partidario de ningún tipo dentro del recinto universitario.

“Massera jamás se equivocaba ni vacilaba, todo lo que escribía era perfecto y con una elegancia fuera de serie, una cosa digna de ser vista. En épocas en que no existía PowerPoint ni se estilaba leer en clase, él era capaz de retomar su clase en el punto exacto en que había dejado la anterior”, dice. Incluso en Facultad de Humanidades, donde solo daba cursos esporádicamente y sobre temas que no eran su especialidad, Grompone afirma que el profesor era “perfecto”.

El reconocimiento mundial que alcanzó, no logró que Massera dejara de dar clases en primer año de Facultad de Ingeniería ni de dictar los cursos prácticos. “A lo que más le temíamos todos los alumnos era a la carcajada homérica del profesor en las clases de ejercicios. De repente miraba lo que estabas haciendo y largaba un risa única, como diciendo ¡qué disparate!”, recuerda con cariño el escritor.

Referente de vida

Grompone dice que Massera fue uno de los mejores profesores que tuvo y un referente de  vida. “Durante toda la carrera recurrí a él cuando me surgía algún problema de matemática, porque siempre estaba dispuesto a oír y a resolver lo que se le presentara”, recuerda.

También permanece en su memoria aquella arenga del querido profesor intentando convencer a sus alumnos de que debían resistir a la dictadura, a pocos días de que ésta se hubiera instalado como una pesada nube sobre el Uruguay. “Estábamos en el Anfiteatro de Facultad y él nos decía: hay que quedarse, hay que resistir porque ésta es una cuestión de principios”, recuerda y no vacila en afirmar que se quedó por ese discurso. 

“Siempre lo admiré en todos los planos de la vida, tanto es así que puedo decir que algún día quisiera ser como él. Era increíble en la solidez de sus razonamientos técnicos, de sus convicciones políticas y de la rectitud de su conducta. Por eso, durante los nueve años que estuvo preso en dictadura mantuve una foto suya en mi escritorio”, concluye.

Referencia bibliográfica: “José Luis Massera: ciencia y compromiso social”- Coordinadores: Roberto Markarian y Ernesto Mordecki.

Foto de José Luis Massera por Eduardo Collins